lunes, 22 de diciembre de 2008

LOS AROMAS DE LA INNOVACIÓN


En el último Blogs & Gofio en una conversación con Sergio de Barraquito y la gente de Lo que pasa en Tenerife, surgió un tema que hacía tiempo que tenía pensado publicar en el blog y es el uso de los aromas como marca corporativa. La empresa pionera en ofrecer este servicio es "A de Aromas" una empresa catalana que tiene una presencia notable en todo el mundo. Aunque esto parece una moda más, la verdad es que tiene un componente de "pensamiento lateral" por un lado y por otro lado un componente tecnológico nada sencillo.


En realidad los pioneros fueron Walt Disney que impregnaban sus espectáculos con olor a pólvora o goma quemada, aunque al principio se hizo de forma rudimentaria con los propios materiales, a alguien se le ocurrió concentrar estos aromas en un pequeño frasco con liquidos volátiles para que se fueran evaporando.


Esta actividad se divide en dos vertientes, por un lado, esta la fabricación del aroma corporativa, si bien parece interesante me genera algunas dudas. Primero porque un aroma es difícil que guste a todo el mundo y segundo porque la gente se puede cansar de oler todos los días el mismo aroma cada vez que visita a la empresa en cuestión y no digamos ya a los propios empleados. Por otro lado, un aroma no se puede proteger (patentar) y se puede copiar en cierto grado con determinados métodos químicos.


La otra especialidad me parece más interesante, se trata de influir en la emoción del propio cliente, es decir, producir aromas que inciten la compra de un determinado producto y que suelen estar relacionados con productos alimenticios. Walt Disney volvió a ser pionero generando grandes cantidades de gases con olor a palomitas de mantequilla que hacía que los visitantes no pudieran resistirse a zamparse un buen cubo de cotufas. Esta si es una buena forma de "conquistar" a todo el cliente que pase por tu negocio ya sea un restaurante, una cafetería o una tienda de chocolates.


Paralelamente a este tipo de cuestiones la empresa "A de Aromas" han tenido que usar tecnología química para la detección, análisis, aislamiento y caracterización de determinados gases. En la actualidad hay muchas investigaciones sobre la "nariz electrónica".


La nariz electrónica trata de clasificar las señales y calibrar el equipo para comprender e interpretar la información obtenida de los sensores. Es importante resaltar que estas medidas se hacen con sensores electroquímicos, es la única manera de distinguir cada molécula, a través de la respuesta eléctrica que genera la propia molécula a un determinado estímulo. Hay que darse cuenta que en un simple zumo de naranja existen más de 10.000 especies químicas diferentes, por tanto, con la nariz electrónica se intenta realizar una "huella dactilar" de cada alimento o producto y así poder distinguir por ejemplo entre una mandarina, una naranja o un pomelo. Lo que el hombre consigue con facilidad es casi una quimera para la máquina.


También se pueden unir los datos químico y sensorial, se puede entrenar el sistema de nariz electrónica para que sea un reflejo de lo que sería aceptable o rechazable por los sentidos. Y esto se puede usar para detectar los riesgos para los consumidores en diferentes alimentos, bien por acumulación de sustancias químicas o bien por el crecimiento microbiano en niveles indeseables.


El desarrollo y evaluación de estos nuevos sistemas pueden ser de gran ayuda si se tiene en cuenta que los resultados son inmediatos y permiten obtener datos en tiempo real lo que ahorraría importantes gastos en medidas analíticas.


Se me ha hecho un poco largo el post, por último voy a adjuntar una noticia relacionada en cierta manera.

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